Representaremos a Colombia en las rondas internacionales que se realizarán en Washington D.C., en abril.
El pasado 28 de febrero, en el histórico salón Bolívar del Palacio de San Carlos, sede de la Cancillería, los estudiantes David Amorocho, Esteban Bernal, Mariana Reyes, Mariana Rozo y Camilo Torres Casanova ganaron las rondas nacionales del “Philip C. Jessup International Law Moot Court Competition.” El equipo uniandino, bajo la dirección de la profesora Liliana Obregón y el coaching de las abogadas uniandinas y Jessups Lilia Rosa Mendoza y Sara Lucía Dangón, recibió la copa “Poporo de Oro” por el primer lugar y los premios a los mejores memoriales del demandante (“Applicant”) y demandado (“Respondent”), luego de vencer en las rondas preliminares a los equipos de las universidades de La Sabana, Rosario, Externado y del Norte, y de enfrentarse a la Universidad de La Sabana en la ronda final.
La competencia nacional fue organizada por la ACCOLDI (Academia Colombiana de Derecho Internacional) bajo la dirección del abogado Giovanny Vega-Barbosa, quien logró la presencia, por primera vez en Colombia, de Lesley Benn, la directora ejecutiva de la International Law Student´s Association (ILSA), organizadora del Jessup a nivel internacional, así como el patrocinio de las firmas Gómez Pinzón Abogados, Posse Herrera Ruíz, Suescún Abogados, Philippi Prietocarrizosa Ferrero DU & Uría y Brigard Urrutia, al igual que el apoyo de la Agencia Nacional de Defensa Jurídica del Estado, la Academia Colombiana de Derecho Internacional y el Ministerio de Relaciones Exteriores, y la participación de un extraordinario grupo de abogados “jueces” provenientes de Inglaterra, Estados Unidos, Latvia, Rusia, Chile, Venezuela, Canadá y de reconocidos abogados colombianos como Eduardo Zuleta, Eduardo Silva Romero, Maria Angélica Burgos, Guillermo Otálora, y Cristina Copete, entre otros.
Adicionalmente, durante la ceremonia de premiación de la ronda final, la ACCOLDI distinguió con el primer Premio Jesús María Yepes a la vida y obra del internacionalista Eduardo Valencia-Ospina, el primer Jessup colombiano. Valencia-Ospina cuenta con más de 30 años de experiencia en Naciones Unidas como secretario de la Corte Internacional de Justicia (1987-2000), miembro de la Comisión de Derecho Internacional y relator especial sobre el tema de la protección de personas en caso de desastres, además de una distinguida carrera como académico y asesor jurídico.
Historia uniandina en el Jessup
En 1979, la Universidad de los Andes participó por primera vez en el Jessup bajo la iniciativa del entonces decano Eduardo Álvarez-Correa y del profesor Sherman Cohn de la Universidad de Georgetown. El primer equipo uniandino fue integrado por Alonso Paredes y Emilio Wills cuando participaban menos de 20 equipos a nivel mundial. El profesor Álvarez-Correa dirigió equipos de 1979 a 1990, Juan Carlos Salazar de 1990 a 1998 y José Antonio Rivas, Christopher Strawn, Alejandro Villegas y Carlos Tirado de 1999 al 2006.
Al regresar de finalizar su doctorado en la Universidad de Harvard, la profesora Liliana Obregón retomó la dirección del Concurso en el 2006. En el 2009, 30 años después de la primera participación uniandina, y en el aniversario No. 50 del Concurso, la Universidad de los Andes ganó la copa Jessup en Washington, así como los premios a mejores memoriales de las rondas internacionales y mejor orador de la ronda final con el equipo conformado por Ricardo Alarcón, Giselle Herrera, Sebastián Machado y Guillermo Otálora, bajo la dirección de la profesora Liliana Obregón. Desde entonces, Los Andes ha seguido con una destacada participación en la competencia. Además, los coaches y exalumnos uniandinos del Jessup han colaborado con otras universidades para mejorar las rondas nacionales, con el fin de incrementar el nivel de representación del país e incentivar el crecimiento de una red colombiana de estudiantes, abogados y académicos expertos en derecho internacional público.
¿Qué es “el Jessup”?
En 1959, el profesor Richard Baxter, de la Universidad de Harvard, tuvo la idea de organizar un juicio simulado (“moot court”) de derecho internacional para sus estudiantes. Baxter encomendó a su colega, Stephen M. Schwebel, escribir el primer caso del concurso que se llamó ‘The Cuban Agrarian Reform Case’. En la primera versión de la competencia participaron las Universidades de Columbia y Harvard (en cuyo equipo se encontraba el entonces estudiante colombiano Eduardo Valencia-Ospina). Luego de extenderse por todo Estados Unidos, el concurso se rebautizó con el nombre del entonces profesor de la Universidad de Columbia y juez de la Corte Internacional de Justicia, Philip C. Jessup.
Hoy en día, el ‘Philip C. Jessup International Moot Court Competition’, o “el Jessup”, es la competencia de derecho internacional más antigua, numerosa y prestigiosa del mundo. En el 2020 están inscritos 745 equipos provenientes de 100 países, de los cuáles se espera que llegue un centenar de equipos a las eliminatorias internacionales en Washington D.C., a celebrar la edición No. 61 bajo la organización de ILSA y el apoyo de la firma White and Case.
Más concretamente, el Jessup es un concurso para estudiantes de Derecho sobre adjudicación internacional entre dos Estados ficticios ante la Corte Internacional de Justicia, el órgano judicial de la Organización de las Naciones Unidas. El tribunal simulado exige la preparación de dos argumentaciones escritas en inglés: una para el Estado demandante y otra para el Estado demandado. Los estudiantes presentan memoriales escritos en enero para ser calificados, luego de cuatro meses de trabajo de investigación y redacción. En febrero, los equipos deben defender sus argumentos de manera oral ante un grupo de abogados (que actúan como jueces de la CIJ) en las rondas nacionales donde compiten contra las universidades inscritas en el país. Los mejores equipos pasan a competir, durante una semana en abril, en las rondas internacionales enfrentándose a los campeones nacionales de todo el mundo. El caso del 2020 trata sobre sucesión de tratados, litigio internacional multi-fora, responsabilidad por crímenes de guerra y armas autónomas letales.