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Septiembre 25, 2023

Francisco Londoño[1]

 

 

 

 

 

 

 

 


Género y propiedad corporativa: reflexiones sobre la realidad accionaria femenina

 

Este texto se adentra en la reflexión acerca de la equidad de género en dos dimensiones cruciales dentro del ámbito corporativo: la gestión y la propiedad. Adrianne Roberts, en su obra titulada "The Political Economy of Transnational Business Feminism: Problematizing the Corporate-Led Gender Equality Agenda" (2015), plantea que la adopción de políticas de equidad de género por parte de las corporaciones se justifica frecuentemente mediante argumentos utilitarios. Esto implica que dicha adopción se enfoca en la inversión en políticas de género como una estrategia destinada a aumentar la competitividad y la rentabilidad empresarial. En este trabajo se denomina dimensión de gestión corporativa a la incorporación de tales políticas con el fin de maximizar la utilidad de los accionistas. A partir de este enfoque emerge una pregunta crucial: ¿qué ocurre con la discusión sobre la dimensión de la propiedad corporativa? La cual parece tener una presencia limitada en los debates en torno al género y las corporaciones. En las próximas líneas se profundiza en este asunto con el objetivo de examinar su relevancia en la construcción de un mundo más igualitario.

El paradigma que Adrianne Roberts expone es un ejemplo de la dimensión de gestión que motiva a las corporaciones a adoptar políticas de género, pero deja por fuera otro tipo de relación que se origina en estos vehículos de operación jurídica que facilitan el desarrollo del capitalismo global y las preocupaciones por la equidad de género: la de la propiedad accionaria. Para un mejor entendimiento de esta problemática se debe resaltar que en las corporaciones de capital (como la sociedad anónima continental o la stock business corporation anglosajona) administrador y dueño son personas distintas.

Antes de profundizar en la dimensión de la propiedad corporativa, a continuación, se exponen unas breves líneas respecto a la de la gestión. Esta dimensión hace referencia a la toma decisiones en cabeza de los administradores de la corporación (miembros de la junta directiva y CEO), quienes, en su deber de fidelidad, tienen como principal responsabilidad atender la expectativa legítima de ganancia de los accionistas. En el marco del cumplimiento de este deber es que se materializa lo planteado por Roberts: implantar políticas de género va encaminado a aumentar la rentabilidad y valor en el mercado. Pero ¿qué queda por fuera de la discusión desde un acercamiento desde la perspectiva de género cuando el foco se centra en esta dimensión?: la propiedad accionaria.

Esta ausencia relativa de la pregunta por la propiedad corporativa femenina conlleva a que la preocupación por quienes son los dueños de las acciones no esté presente.  Esto más allá de que la implementación de políticas de género en la dimensión de gestión conduzca hacia posibles escenarios de equidad en roles, salarios y participación en el gobierno corporativo para las mujeres. Desde este acercamiento se deduce que, aunque se avance en la materialización de la pretensión de equidad de género en la gestión de las corporaciones, la desigualdad en términos de propiedad corporativa desde la perspectiva de género sigue estando ampliamente ausente del debate.

Para profundizar en la problemática de la propiedad, una vía es analizar la naturaleza de la corporación como una forma jurídica diseñada por el derecho para operar en el mercado y reflexionar respecto a los efectos distributivos[2] que ésta genera. Otra, tiene que ver con la percepción de la corporación, tanto desde la perspectiva de quienes la poseen como de quienes la administran, la cual puede ser examinada a través del prisma de la Teoría de la Agencia.  (Jensen & Meckling, 1976)[3].

La Teoría de la Agencia divide la realidad de la corporación en dos escenarios: el de la propiedad y el de la gestión. En pocas palabras esta teoría asume que existe un principal y un agente. El primero es el titular del interés, en este caso, de la propiedad corporativa y su expectativa de recibir utilidades y venderla cuando lo considere estratégico (o necesario). El segundo, quien toma las decisiones de manejo del interés del principal por delegación, que para el caso en estudio son quienes administran (miembros de junta directiva y CEO). El agente existe para cumplir con su deber de obrar en línea a que el interés del principal se satisfaga (Jensen & Meckling, 1976). En conclusión, en el escenario de la propiedad están los principales, y en el de la agencia los administradores.

Por otra parte, uno de los poquísimos trabajos que se acerca a esta preocupación, es el realizado por Sarah C. Haan en su trabajo "Corporate Governance and the Feminization of Capital" (2022). En este estudio, Haan expone cómo, después de la crisis económica de 1929, se pudo observar un aumento en la titularidad de acciones en corporaciones públicas en Estados Unidos en manos de mujeres. Sin embargo, este incremento no se reflejó en su presencia en los órganos de dirección corporativa de más alto nivel (Haan, 2022)[4]. La ruta investigativa desarrollada por Haan es una oportunidad para profundizar en las reflexiones relacionadas con inequidad de género frente a la distribución demográfica respecto a la propiedad corporativa, uno de los activos más relevantes en la estructura del sistema capitalista actual (Baars, 2019)[5].

En conclusión, este tipo de investigaciones representa un paso significativo en la ruta de reflexión frente al género en el mundo corporativo. En un modelo económico construido por los paradigmas del capitalismo globalizado, donde la división entre capital y trabajo juega un papel fundamental, el enfoque en la agenda de igualdad de género debe ir más allá de la preocupación por la participación de las mujeres en la gestión orientada a la maximización de la utilidad. En ese sentido, es imperativo comenzar a dar prioridad a la reflexión sobre la igualdad en la propiedad corporativa, reconociendo su importancia crítica en el camino hacia la construcción de un mundo más equitativo y justo desde el enfoque de género.

 


[1]Estudiante del Doctorado en Derecho de la Universidad de los Andes. 
[2]Halley, J. (2018). Distribution and Decision. In J. Halley, P. Kotiswaran, R. Rebouché, & H. Shamir (Eds.), Governance Feminism: An Introduction (pp. 253-267). University of Minnesota Press.
[3]Jensen, M. C., & Meckling, W. H. (1976). Theory of the Firm: Managerial Behavior, Agency Costs and Ownership Structure. Journal of Financial Economics, 3(4), 305-360.
[4]Haan. (2022). Corporate Governance and the Feminization of Capital. Stanford Law Review, 74(3), 515–602.
[5]Baars, G. (2019). The Corporation, Law and Capitalism: A Radical Perspective on the Role of Law in the Global Political Economy. Brill.