Descripción:
El abogado se realiza como profesional en dos campos distintos, a saber: dentro del juicio (litigio) y fuera de el. En el primer caso, por medio de la representación judicial y, en el segundo, a través de las asesorías; ambas actividades contribuyen al mantenimiento del orden justo, a la convivencia pacífica y a la firmeza del Estado Social de Derecho. De ahí el rol social que tiene el abogado en la sociedad, pues es el vínculo necesario para que el ciudadano acceda a la administración de justicia.
La labor del abogado no se limita a resolver problemas de orden jurídico, sino que su actividad va más allá, proyectándose también a otros ámbitos que demandan la existencia de diversas capacidades y destrezas para asegurar la probidad y honradez de la profesión, así como la responsabilidad frente a los clientes y al ordenamiento jurídico. En esa medida, el inicio de la abogacía tiene grandes retos, entre ellos, poner en práctica los conocimientos teóricos aprendidos durante la carrera y encontrar un área en la cual desempeñarse exitosamente.
Por ello, el presente curso presenta dos enfoques: uno, orientado al desarrollo de habilidades prácticas para el ejercicio profesional y otro, dirigido al inicio de la carrera profesional, a partir de los roles relacionados con la resolución de disputas.
En cuanto a lo primero, se tiene que en el ejercicio de la profesión el conocimiento legal es solo una de las capacidades que se necesitan para ser un buen abogado. En efecto, la realidad nos muestra que se requiere el desarrollo de otras destrezas que solo en la práctica se adquieren, como: el manejo de los clientes, los límites de la profesión en cuanto a la aplicación de los códigos de ética y de conductas, la dirección de trámites ante entidades administrativas, las dinámicas del sistema judicial, la agilidad para hacer seguimiento a procesos judiciales, el desenvolvimiento en las audiencias y el trato de los funcionarios y servidores administrativos y judiciales.
De ahí que el primer módulo del curso sea en su mayoría práctico y sirva como fuente de habilidades para el momento en el que los estudiantes se enfrenten a la vida profesional. Su propósito es que adquieran diversas capacidades en los campos anteriormente anotados, para que, en conjunto con sus conocimientos jurídicos, puedan disminuir o evitar los errores y las malas praxis en el ejercicio del litigio.
El segundo módulo del curso se centra en mostrar a las y los estudiantes las múltiples opciones laborales que pueden desempeñar en la resolución de disputas, a partir de los diversos roles presentes en ese ámbito. Así, encontramos al abogado litigante, que puede ser un abogado independiente, externo, de firma, de entidad pública o de organización social; a la autoridad judicial (juez, magistrado o miembros de despacho), otros sujetos que tienen una relación con el sistema judicial, bien porque están presentes en el litigio (Ministerio Público o Agencia Nacional de Defensa Jurídica del Estado) o como administradores y ejecutores de política pública del sistema judicial (Consejo Superior de la Judicatura y Ministerio de Justicia) y los árbitros o secretarios.
Finalmente, el tercer módulo pretende servir de puente para el tránsito a la vida profesional de la o el estudiante, para lo cual se le guiará en la creación de su perfil profesional y hoja de vida, manejo de entrevistas y desarrollo de redes de trabajo (networking), siendo estas tres principales herramientas para ingresar a la realidad laboral y poder alcanzar su vocación y realización profesional.